LA IMPORTANCIA DE LAS COMUNIDADES DE IMPACTO POSITIVO

Llevo casi un 20% de mi vida hablando de coworking. De la importancia de forjar comunidades profesionales sólidas muy apegadas al territorio con capacidad de generar impacto social y económico positivo. De fundamentarlas en lazos robustos basados en la convivencia del día a día. De lo crucial que es dedicarles tiempo y recursos. Y de repente, todo cobra más sentido que nunca.

FAMILIA, AMIGOS Y COWORKERS.

La relación que se forja con alguien que ves casi a diario, con quien compartes decenas de momentos, preocupaciones y pequeños éxitos, dista mucho de ser anecdótica. Seguramente es incomparable con familia y amistades más cercanas. Pero queda muy cerca. Al menos así lo siento yo. Y no digo que en todos los espacios coworking se forjen comunidades así. Ojalá. Son “pequeños milagros” a base de trabajo y pasión. Casi siempre marcados por una buena dosis de idealismo y disfrute del éxito ajeno como propio.

METROS O TALENTO

Uno de los déficits del coworking como movimiento ha sido su falta de maduración hacia un modelo de crecimiento sostenible, más allá de ampliar metros y metros. Echo en falta propuestas basados en el talento. Y me apena que en muchos casos el progreso se haya detenido en la constitución de esas comunidades fantásticas pero que no generan todo el impacto social y económico positivo que podrían causar en su entorno. Es algo así como comprarse un coche después de mucho tiempo ahorrando y no sacarlo del garaje. Cada día que pasa sin que esas redes exploten su máximo potencial de colaboración, supone una pérdida de oportunidades en el camino del desarrollo.  De un desarrollo hacia el mundo en que nos gustaría que vivieran nuestros hijos: sostenible, colaborativo, eficiente, creativo, ilusionante…

LA NAVAJA SUIZA DE LAS PEQUEÑAS CIUDADES

Estamos hablando de disponer en un ámbito geográfico muy acotado una red de profesionales, fundamentalmente freelancers y microempresas, que aglutinan talento y pasión a partes iguales. Personas accesibles, conocedoras de su entorno, capaces de transmitir y aplicar conocimiento técnico en cualquier campo. Sin alardes. Con proximidad. De forma efectiva. Es como disponer de una navaja suiza para empezar a abordar los retos del desarrollo local. Sí, sí…esos con los que nos topamos cada día y que no van a solucionarnos las empresas del Ibex, sobre todo en las pequeñas ciudades. Y muy especialmente en momentos como estos, en los que redes como las de Genion, funcionan como canales directos y fiables para dar respuesta a todo tipo de retos en estrecha colaboración con los ayuntamientos. Me emociona ver cuantas cosas transcendentales están sucediendo gracias a conexiones nacidas bajo nuestro techo. Tenemos la obligación de ayudar a tomar conciencia a estas redes de su potencial, y a poner las herramientas necesarias para ello.

¿QUÉ SE PUEDE HACER AHORA?

Por donde empezar… Apenas llevamos unos días en casa y uno de los temas más abrumadores es el exceso de información. Por ejemplo, los grupos de Whatsapp son una fuente de datos dispersos y dudosos. Podemos hacer un gran bien a nuestra comunidad recopilando y filtrando información útil y de ámbito local. Y creando canales específicos para estar en contacto con cada una de esas personas, con sus dramas particulares a cuestas. Como gestores tenemos acceso a información valiosa. Necesidades y oportunidades.  Pongamos los medios para conectar nuestra comunidad con el comercio local. Acerquemos la transformación digital a los rezagados. Identifiquemos los perfiles relacionados con diseño e impresión 3D o cualquier tecnología que pueda ser de ayuda. Busquemos soluciones creativas a los retos que se van generando con la ayuda de perfiles especializados. Escuchemos qué necesitan las instituciones y pensemos qué  van a precisar en el medio plazo. Hablo de solidaridad propia del momento y también de oportunidades para crecer en un entorno líquido.

LA ECUACIÓN DEL IMPACTO POSITIVO

En 2015 tuve la oportunidad de escribir un post («La ecuación del coworking«) para una revista online especializada en coworking sobre esos ingredientes. En resumen, se trataba de unir talento, confianza y colaboración para generar innovación y desarrollo. Hoy lo llamaría impacto positivo, pero el objetivo es el mismo. El talento y la confianza se encuentran en el seno de multitud de espacios de coworking, pero los mecanismos de colaboración y su enfoque hacia proyectos que mejoren nuestro entorno son la asignatura pendiente. Pero en el seno de unos acontecimientos que no sabemos hasta qué punto van a modificar nuestro mundo, es imprescindible ponerse manos a la obra.

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